El 10 de diciembre del 2009, recogió el Premio Nobel de Literatura, dotado con un millón de dólares (unos 740 mil euros), que reconocía su capacidad para describir "con la concentración de la poesía y la franqueza de la prosa, el paisaje de los desposeídos".Sus obras han sido traducidas a 21 idiomas y en España están editadas varias de ellas, entre otras En tierras bajas y El hombre es un gran faisán en el mundo (ambas en Siruela), La bestia del corazón (Mondadori) y La piel del zorro (Plaza&Janés).
Herta Müller nació en 1953 en Niţchidorf, Banat, un lugar germanohablante dentro de Rumanía. Su padre sirvió durante la II Guerra Mundial en las y su madre fue deportada a la Unión Soviética en 1945 y pasó cinco años en un campo de trabajo en Ucrania. Herta estudió filología germánica y rumana y trabajó como traductora técnica entre 1977 y 1979 en una fábrica de maquinaria, pero fue despedida en 1979 por no cooperar con la Securitatea Statului, la policía secreta del régimen comunista rumano; subsistió siendo acosada e interrogada más de cincuenta veces por la Securitate.
Su primer libro, la colección de cuentos Niederungen (En tierras bajas) fue publicado en 1982 en Rumanía en versión censurada. Dos años más tarde se imprimió el original en Alemania y, a causa de esto, se le prohibió seguir publicando en su país, aunque sus libros triunfaban, se premiaban y eran muy comentados en Alemania. En 1987, Müller consiguió marcharse a Alemania, fijando su residencia en Berlín donde vive y trabaja desde entonces.
Destaca por sus relatos acerca de las duras condiciones de vida en Rumanía bajo el régimen comunista de Ceaucescu, pero su tema principal es cómo una dictadura deteriora y rompe toda forma de relación humana. Además, hay en sus obras elementos legendarios y supersticiosos populares que sugieren recursos utilizados por el mexicano Juan Rulfo en Pedro Páramo.
Como viene sucediendo en los últimos años, la concesión del Nobel ha sido motivo de polémica: aunque la obra de Müller sea tan importante como la Academia ha creído que lo es (y seguramente lo es) como para concederle el galardón literario más importante del mundo, por encima de autores cuyas obras son largamente mucho más importantes y significativas, lo cierto es que, cada año, la Academia Sueca juega con el público y con los medios a darle una sorpresa cada vez más asombrosa que la anterior. Cada vez más su decisión es contraria a la que medios y críticos creían adivinar.
Este año, ha vuelto a desestimar nombres como los de Amos Oz, Antonio Tabucchi, Haruki Murakami o Isamil Kadare (ya ni se diga los eternos candidatos Carlos Fuentes o Vargas Llosa), y ha decidido entregárselo a una escritora prácticamente desconocida fuera de Alemania.